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Despertando en el Intipunku

Despertando en el Intipunku

Los incas y sus antecesores fueron observadores astronómicos extraordinarios. En él basaron su religión, filosofía y agricultura y prueba de ello yace en la cima de una montaña a 4000 m.s.n.m. con una vista privilegiada hacia parte del Valle Sagrado y al pico más elevado de la cordillera del Urubamba, la majestuosa Verónica. Ahora, imaginate obsevar el amanecer desde este punto, ciertamente una experiencia que te volará la cabeza. Sean bienvenidos al Intipunku de Cachiccata.

Intipunku

Localizado en el distrito de Cachiccata y provincia de Urubamba a 4000 m.s.n.m. Inti Punku es un observatorio astronómico preinca que permitia a los incas y a sus antecesores identificar las estaciones, solsticios y equinoccios que les ayudarían a anticiparse a las épocas de siembra y cosecha. La palabra Intipunku proviene de dos vocablos Quechua que significa “puerta del sol.”

¿Cómo llegar?

Existen dos rutas: Uno partiendo desde el centro poblado de Cachiccata y el otro saliendo desde el pueblo de Ollantaytambo. Este último muy conocido por su famosa infraestructura vial, sus restos arqueológicos y por ser uno de los puntos principales donde se toma el tren hacia Machu Picchu.

Rumbo a Ollantaytambo

Primero, es necesario llegar a Ollantaytambo, a 64 kilómetros de la ciudad de Cusco. El recorrido dura aproximadamente una hora y media en bus, el que puede tomarse en el paradero Pavitos en Cusco. Al llegar a nuestro destino, hemos de bajar en la plaza principal de este pintoresco poblado para luego dirigirnos hacia el paradero de donde salen las mototaxis con dirección hacia Cachiccata, a 15 minutos de Ollantaytambo.

Senderismo

La distancia de Cachiccata hacia Intipunku es de 6 kilómetros cuesta arriba, el que puede ser agotador y tomar tres horas aproximadamente. Por otro lado la distancia de Ollantaytambo hacia el mirador es de 9 kilómetros cuesta arriba, el que puede tomar cinco horas aproximadamente y ser mucho más agotador que el primero. En nuestro caso optamos por llegar por el primero y retornar por el segundo.

Rumbo al mirador

Partimos rumbo al mirador desde Cachiccata cerca de las 6 p.m. Queríamos ver al atardecer desde este punto en un inicio, mas nos había ganado la hora. Nuestro amigos Henry (Nacht) e Isaí (Cusqueñaso) ya habían ido al lugar en repetidas oportunidades por lo que fueron nuestros guías en medio de la oscuridad. El sendero es algo agotador, mas la falta del sol abrazador hizo que nos sintamos frescos en el proceso. Tras unas 3 horas aproximadamente de camino cuesta arriba llegamos a la cima.

Llegar a la cima fue un momento glorioso. En ella se divisaba la silueta del Intipunku y a lo lejos la hermosa Verónica, a quien relacionamos en algun post anterior con el Apu Salkantay. Tras nuestro corto momento de celebración y gloria, proseguimos a armar nuestras carpas, pues se ya se sentía el frio. Pasamos la noche charlando sobre nosotros y jugando a las cartas en compañía de lagunas bebidas espirituosas antes de descansar.

Despertando en el Intipunku

Nos levantamos muy temprano en la mañana para ser testigos de lo que prometía ser un espectáculo único. Ya durante las primeras horas de la mañana se observaba el horizonte en color naranja intenso.

Fue un momento totalmente mágico, pues el Intipunku, la Verónica y la cordillera iban aclarándose de a poco. Las imágenes que tomamos a esa hora son simplemente espectaculares.

Una hora después, el sol se levantaba entre las montañas de oriente y a la vez empezaba a formarse un colchón de nubes debajo de nosotros. Esta ceremonia fue ciertamente espectacular y aprovechamos para capturar con nuestras camaras, parte de la maravilla de la que nuestros sentidos eran testigos.

¡Que tal regalo! una experiencia de aquellas que no se viven todos los días. En ese momento aprovechamos para meditar de cara al sol y dar las gracias por todo lo que acontecía hasta ese momento.

Ya con el radiante sol sobre nosotros y lo vivido en esa montaña, comenzamos nuestro descenso hacia Ollantaytambo. El camino está señalizado, lo que lo hace que sea dificil perderse. Por otro lado, el sol intenso hace que el sendero sea realmente sofocante.

Letras finales

Intipunku es ciertamente un lugar mágico. Además del asombroso panorama que puede divisarse desde este punto, es lo que éste representa para nuestra cultura andina lo que lo hace muy especial, un lugar único para vivir la experiencia divina de conectar con nuestras ráices.

¿Qué te pareció esta aventura? ¿te gustaría vivirla? ¿podemos ser de ayuda en ello? déjanoslo saber en los comentarios.

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